miércoles

Se ha ido. La he echado.

Siempre me dijo, siempre se quejó de que siempre hablaba de las demás, de todo lo que me pasaba con el resto, con los restos.

Ahora estoy en los restos, hablando de ella.
Ella es.
Fue todo durante un tiempo y fue algo durante más tiempo, aunque fuese una mierda a veces y, a veces, muchas veces. Pero fue. Ahora es todo tan rematadamente sencillo que es hasta terrorífico. En mi habitación sólo hay cosas en las que está pero no sale. Todas esas cosas que hizo por mí y que yo no sé ni supe admirar.

Todo se moja ahora, me llega el agua a la altura de la chancla. No es mucho pero es suficiente para que salpique, para que me moje los pies y hasta las rodillas.
3 veces se ha acabado.
3 veces ha muerto que ya ni saldrá del ataúd por miedo a caer otra vez.

No nos dijimos nada cuando nos fuimos, fue un adiós y cada uno por un lado de la calle, nos cruzamos en un punto y nos miramos como si no nos conociésemos de nada. Como completos desconocidos que se miran como "¿Qué quieres?".
"Me has jodido la vida 3 veces, es lo único que sé". Y yo sé que lo he hecho, y sé cómo y cuándo lo he hecho. Y es el peor trabajo que he hecho en mi vida.
Siempre digo que cada uno trabaja a su manera, que lo que es válido para uno no tiene por qué serlo para otro, pero es tan complicado que esto no saldría bien de ninguna de las maneras.
No sé si lo digo por autoengañarme o porque estoy convencido. Hasta mi madre me dice que he hecho el gilipollas.

Sé que has sido feliz conmigo, sé que te he puteado hasta límites que pocas personas aguantarían y sé que este final no es el bueno, pero es un final. Yo no estoy bien, estoy hecho mierda, estoy leyendo Seurat y Renoir y me cago en su puta madre porque no estás. Miro el móvil y no estás. Y vuelvo a mirar alrededor para olvidarme y ahí estás, siempre encima, mirándome y haciéndome feliz aunque tu único consuelo fuese verme siéndolo.

Te dije una vez que no porque no te iba a hacer feliz y te dio igual, tú me querías mucho más de lo que yo pude ni podría hacerlo nunca y, seguramente, lo sigas haciendo. Ayer te dije que no porque no te iba a hacer feliz ni yo sería feliz. Vuelvo a decir que no sé si esto nos conviene a alguno de los dos, tú dirías que a mí, pero lo que me pasa ahora mismo no me ha pasado nunca. Las cosas son tan grandes, y eso que yo de bajo tengo poco, de bajista, igual.
Ir solo por el camino no era mi opción, nunca lo fue, nunca estuve solo, aunque sólo durante un tiempo tuve algo, a alguien, atado y bien atado a mí, cuyo camino iba conmigo y estaba encantada de hacerlo pero nunca estuve solo. Ahora solo estoy y solo caigo en la mierda, esta mierda que se junta con el agua, que ya llega por los tobillos y es molesto, arruga los dedos.

Veremos si, cuando esté en la cama, el agua no llega por el colchón.
Aunque es muy probable.

Marcho. Yo también.

Demasiado frío para tan ausente compañía

Demasiados sueños quedaron bajo estas sábanas de esparto, que rozan, pican, queman, enrojecen y recuerdan todo lo que hice, todo lo que he dejado de hacer y todo lo que he soñado.